domingo, 6 de junio de 2010

ES TIEMPO ELECTORAL


Las campañas políticas… Mucho ruido y pocas nueces

“¡Que se calleeen!”

Estaba el otro día haciendo la siesta en la sala de casa, frente a la única ventana que da a la calle y por donde entra un poco de aire, para refrescar la estancia en esta temporada de intenso calor. Descansaba plácidamente, tras una intensa jornada de trabajo en la universidad donde me desempeño como docente. Vestido cómodamente, encendí una varita de incienso de lavanda, puse un cd –las “Cuatro Estaciones” de Vivaldi- me recosté en el diván y traté de poner mi mente en blanco, de relajarme. Cuando de pronto… ¡ahí estaban! Una vez más, la presencia de los partidos políticos en la transitada avenida, haciendo su campaña proselitista.

Por fuera, justo frente a la ventana donde yo descansaba, se situó una camioneta de sonido, para poner una y otra y otra y otra vez el mismo tema musical. Dicho sea de paso, somos testigos del mal gusto de los “creativos” de estas campañas, al “componer” canciones con letras bastante ridículas y arreglos demasiado bizarros. ¡Ah! Pero también hacen excelentes adaptaciones y hay hits como los de Fany Lú, Paulina Rubio, Pitbull y hasta de Banda MS, que se han convertido ya en aberrantes himnos de sus partidos.


En fin. Resignado a que no podría descansar, por lo menos en ese momento, salí a la calle y ví a decenas de jóvenes, adultos e incluso, niños, portando orgullosamente la camiseta de su partido, que llenaban el camellón del transitado bulevar, así como la acera, arriesgándose a ser arrollados por algún automovilista, pero con el firme propósito de colocar una calcomanía en los coches de los conductores. Estaba también el candidato, con una sonrisa bastante… digamos, muy poco sincera, que se convertía en gesto de disgusto, ante la negativa de las personas por llevar adherida en los cristales de sus carros, la publicidad del partido.

Más allá, otro grupo entregaba souvenirs, ondeando la bandera del partido. Los artículos promocionales en este tiempo de efervescencia política, son de todo tipo: Jarras, vasos, gorras, mandiles, plumas… ¡hasta bolsas de yute para ir de compras al mercado y sentirse como “chacha” de pueblo! El caso es que la música seguía igual de fuerte. Era un sonido tan estridente y por alguna razón, el calor la hacía aún más insoportable. Me acerqué a quien parecía liderar al grupo, para preguntarle cuánto tiempo estarían ahí. “Como 30 minutos”- me respondió. Le solicité amablemente si podían alejarse un poco del área, una cuadra más adelante, donde no había casas-habitación y sí una serie de negocios, que casualmente se encontraban cerrados, ya que el ruido era ensordecedor. Cabe mencionar que esta persona se portó muy gentil, a pesar de mis propios pronósticos y solicitó a los conductores de la unidad de sonido, se cambiaran de lugar.

Todo parecía estar un poco mejor, pero obviamente, le subieron más al volumen. Por otra parte, no fueron 30 minutos los que permanecieron ahí, sino ¡2 HORAS! Dos horas que duró el escándalo proselitista, en donde se continuaron repartiendo flayers de promesas y calcomanías de proyectos, que seguramente no habrán de cumplirse.

Yo me pregunto: ¿No tendrán conciencia los partidos políticos de lo mucho que incomodan con este tipo de campañas y la contaminación auditiva que suscitan?

¡No es exageración!

Imagínense ustedes que se encuentren estudiando para un examen de su escuela o estén realizando un trabajo para alguna materia, -los que ya están en universidad- digamos… una grabación de voz. Necesitan todo el silencio posible. Lo están haciendo y de pronto, se escucha ese ritmo grupero que ya tiene harto a toda la gente: “Ya vienen las elecciones, 4 de julio…”

Tal vez haya un enfermo en casa. El paciente guarda reposo por prescripción médica, pero no logra hacerlo, porque el sonido huasteco del violín y la jarana, ejecutando “El Querreque”, pero no con la letra de este hermoso huapango, sino con una “adaptación” de lo más patética, no se lo permiten.

Otro caso podría ser que padezcan migraña. No pueden tolerar el ruido y cuando reposan en ese remanso de paz que es el hogar, el alboroto irrumpe el silencio con un tema de la “Chica Dorada”, cantando “… te puedes ir, no me importan tus juguetes, yo me voy a Convergencia, con Alfonso De León”

Me platicaba una amiga, que en una ocasión, cuando su abuelo murió, antes de que lo llevaran al hospital para que lo atendieran, estaba en su casa. El anciano se debatía entre la vida y la muerte. Necesitaba tranquilizarse, mientras llegaba la ambulancia… ¡Y llegó la comitiva de un partido político a inundar la calle y a saturar el ambiente con su música! Mi amiga salió a pedirles que si podían bajar el volumen y despejar el área porque esperaban una ambulancia. “La calle es de todos” – le contestaron.

Me reservo el nombre del partido, pero ¡qué poca madre de cabrones!

Y como éstos, hay muchos casos más.

He platicado con muchas personas; muchos adultos y jóvenes, acerca de este problema y el descontento es general.

“¡Que se calleeen!”- me dicen.

Si a todo lo anterior le aunamos que al término de sus campañas, los partidos políticos dejan una gran contaminación visual: Panorámicos, pancartas, lonas vinílicas, bardas pintadas… cuando se supone que deberían retirar toda publicidad.

Pero, figúrense ustedes, que aún se pueden ver por la ciudad, sitios donde está la presencia publicitaria de Eugenio Hernández Flores, Tomás Yarrington Ruvalcaba e incluso, Manuel Cavazos Lerma y de los nuestros, Oscar Luebbert Gutiérrez, de su primer período como Presidente Municipal de Reynosa; Alfonso de León, en su fallido intento de ocupar la Alcaldía de la ciudad; Rigoberto Garza Cantú y hasta del insigne Francisco Javier García Cabeza de Vaca… ¡y ni hablar de los candidatos a diputados!

Yo digo: ¿No sería mejor utilizar el presupuesto destinado a acciones proselitistas, tanto sonido, tantos flayers y souvenirs, tantos panorámicos, spots en radio y anuncios en televisión, para llevar a cabo obras específicas de impacto en la sociedad, donde los proyectos que anuncian sean más palpables?

Creo que así, habría una mejor opción en la toma de decisiones de nosotros, los ciudadanos y tendríamos mejores gobiernos. Lo dejo a la opinión pública y a la conciencia de los candidatos.

Y tú, ¿por quién vas a votar el 4 de julio?