jueves, 14 de enero de 2010

PAYASO TRISTE


Bajo el maquillaje de la alegría
oculta sus tristezas.
Tatúa su rostro con lágrimas artificialmente verdaderas
y no es su sonrisa, sino una mueca de dolor;
su carcajada, un grito desesperado,
un ahogado gemido que escapa en un chiste.

Hace reír y no ríe para él,
juega con niños
y anhela una infancia cercana a su lado,
total, absoluta, completa.

Coloridos trajes visten su cuerpo,
pero su esencia está enlutada.
Triste por un dolor que soporta entre actos.
Y en el término del montaje, se derrumba,
cae como el árbol talado por el leñador,
como fin de acto, cuando cae el telón.

Se ahoga en sollozos
derritiendo su piel de colores.
Y de su cabello de estambre, teje ilusiones,
sueños irrealizables, anhelos inalcanzables.

Payaso triste de la fiesta de la vida,
enséñate a ser feliz,
ríe para ti, mostrándome que en el escenario cotidiano,
la función sigue su curso
y tu vida es bella y tu corazón enorme
para seguir dando amor
en una nueva obra.


Escrito el 25 de diciembre de 2008 y dedicado con mi cariño,
respeto y admiración para un gran amigo, teatrista y padre

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